Nunca. Jamás.
Y te dan por donde más te duele o por donde más amas.
Dije, al inicio de este Blog, que abandonaba una de las cosas que más había amado, una de mis razones de ser.
Uno, deja una carrera, pero no la mata, no la muere, al fin del fin, lo he comprendido.
Aún con todo, he seguido siendo un abogadillo en la sombra y silente lector.
Pero un día sonó un teléfono y una Carmencita Justiciera, cayó cual Democles sobre mi. Y dije Sí. Sí. Sí. Sí. Y no pensé más.
Volver y volver, como Chavela Vargas, como la Praderita.
Y me sentí caer en brazos del Amado Bíblico del Cantar de los Cantares.
Volver a mi Tribunal, a aquella vieja emoción que invadió mi vida por el año 2000. Mientras esperaba mi destino, que desde luego estaba en manos de otros, y en la serena compañía de quien acababa de sentarse en mí, a penas invitado, -en esos tiempos, que últimamente vivo-, a cámara lenta vi llegar dos bombones (en boca de mi padre) o dos monumentos patrios, o dos bellezones. Bueno dos. Y me dejaron en medio, y me abrazaron....Y me besó la suerte.
Me iba con ellas a Fiscal-Tributario. Por dónde empecé mi carrera profesional, allá por el año 98 y en la Agencia Tributaria.
¿Cómo no voy a creer en el destino en las manos de Dios?. Qué revueltas da mi vida.
Ha pasado un mes y me estoy desoxidando, ha ayudado bastante la Coca-Cola y las nocturnidades -sin alevosía- legislativo-jurisprudenciales. Pero aquellas dos maravillas que me recibieron en verde y marrón -Susana y Luz o Luz y Susana-, con sonrisas de cielo abierto, siguen siendo eso, dos monumentos, habiendo ganado encanto y no habiendo perdido nada. Cuan infinita suerte.
Y aquellos desconocidos, que embarcaron conmigo en esta travesía, de mares en tierras aún no descubiertas, se han convertido en vidas, alegrías, lágrimas, emociones y amor, que comparten mi tiempo y sus clemencias, bajo unos nombres, hoy ya, muy lejos del olvido, Caroline y Óscar....y a quienes ellos, consigo, me han traido.
No, no hay mal rollo, en boca de nuestro Secretario, hay un excelente clima de Imperio, donde jamás se pone el sol.
Amanece un Madrid lluvioso y navideño, en nieblas y colores, espejos de un momento, de nuevo, irrepetible.
La vida hoy me sonríe, traviesa y exigente.
Y mi pequeño sueño, despega lentamente, de eso hablaré .... mañana DM.
Este 2010, al fin, se esta volviendo amable. El cielo despejado, sin negros nubarrones.
Quizá con todo, aún, deba rendirle yo, humilde pleitesía.